martes, 23 de junio de 2009



El objetivo de este trabajo es conocer ¿Qué relación tiene el descubrimiento de América con el tratado de Tordesillas? , ¿En qué consiste dicho tratado?, ¿Cómo es que se dividieron los territorios?, ¿Cómo se apropiaron de las rutas marítimas?, y ¿Cómo influyo esto a la composición del nuevo mundo?




Tratado de tordesillas

Durante la segunda mitad del siglo XV, España experimentó un vigoroso proceso de unificación. Hasta ese momento se encontraba dividida en reinos, de los cuales el más poderoso era el de Castilla. En 1469, la reina Isabel de Castilla contrajo matrimonio con el heredero al trono de Aragón, Fernando. Esta unión significó para España el inicio del camino que la conduciría a ser la potencia más importante de Europa en el transcurso del siglo XVI.
Sin embargo, la región sur de España se encontraba bajo el dominio musulmán desde la Edad Media. Por lo tanto, Fernando e Isabel se propusieron su expulsión con el objetivo de conseguir el control total del territorio hispano.
Ruta de las especias: durante los últimos siglos de la edad Media, Europa se había enriquecido por medio del comercio con Oriente, desarrollando un insaciable y creciente apetito por los lujos y el refinamiento, lo que satisfacía con productos de países lejanos, como China, Japón, las Indias Orientales y la India , entre los más importantes.



De estos lugares se obtenían las legendarias especias (canela, pimienta y clavo de olor), terciopelos, sedas, porcelanas, perlas, piedras preciosas, tinturas, perfumes, tapices, etc.
Todos estos productos afluían a dos puertos del Mediterráneo: Beirut y Alejandría, donde los comerciantes venecianos y genoveses se encargaban de repartirlos por Europa. Estos productos alcanzaban al momento de su venta precios altísimos, lo que reducía su consumo a los grupos más pudientes.
Los progresos de la navegación: sin los progresos que experimentó durante ese tiempo la navegación, los grandes descubrimientos geográficos no habrían sido posibles. Este proceso fue estimulado por el interés de aventurarse en océanos abiertos y desconocidos, llegando de esa manera a las lejanas regiones que producían los ansiados productos.
Los adelantos de la navegación se refieren básicamente a lo relacionado con el tipo de barcos y al modo de hallar y mantener el rumbo durante el viaje. En lo relacionado con el tipo de barco la novedad más significativa fue la aparición de la carabela, una embarcación liviana, de alto borde y muy maniobrable, con sistema de velamen.
El rumbo de la marcha marítima se fijaba determinando la posición del barco con la brújula. Además, se usaban otros instrumentos como el astrolabio, el cuadrante, las tablillas náuticas, los cuales permitían conocer la ubicación del barco en un momento dado con referencia al sol o a la estrella polar.

Arribo a territorios Desconocidos






El primer país de Europa en iniciar la búsqueda de una nueva ruta para llegar al Extremo Oriente fue Portugal. Este país procuró abrir el camino al Asia por el sur, es decir, bordeando el continente africano.

En 1488, Bartolomé Días llegó al extremo sur de África, llamándolo Cabo de las Tormentas, más tarde bautizado Cabo de Buena Esperanza. Posteriormente, en 1498, Vasco de Gama llegaba a la India , descubriendo de esa manera una nueva ruta hacia el Extremo Oriente.






En 1484, Cristóbal Colón se había presentado al rey de Portugal, Juan II, para proponerle llevar a cabo un plan: llegar a Catay (China) y Cipango (Japón) a través de una nueva ruta, navegando por el Atlántico hacia el oeste. Colón estaba convencido de que podía llegar al Extremo Oriente, pues sostenía que la Tierra era redonda.
Frente al rechazo recibido en Portugal, pasó a España en 1485. Allí fue recibido por los Reyes Católicos. Sin embargo, demoraría casi seis años en obtener el apoyo necesario para su empresa, pues los monarcas estaban consagrados a la reconquista del reino de Granada.
Por fin el 17 de abril de 1492, Colón firmó un contrato con la corona de Castilla, conocido bajo el nombre de Capitulaciones de Santa Fe.
Según las capitulaciones, Colón sería almirante, virrey y gobernador de las islas y tierras que descubriera. El almirantazgo le daba autoridad sobre las flotas y tripulaciones. Virreinato y gobernación implicaban la jurisdicción y el buen gobierno de las tierras. Estos títulos los tendría Colón hereditariamente, además recibiría la décima parte de las ventas de las mercaderías preciosas provenientes de esos países y la quinta parte de las provenientes de las mercaderías que se obtuvieran.









Por su parte, Colón se comprometió a:
1° Someter a los habitantes de aquellas tierras al dominio de los reyes de España.
2° Enseñarles la religión católica y tratarlos humanamente.
3° Contribuir con la octava parte de la expedición.




Colon y sus viajes








Colón realizó cuatro viajes a América, que fueron:
*Primer Viaje (1492-1493): salió del puerto de Palos el 3 de agosto de 1492, con rumbo a las islas Canarias, donde las naves fueron revisadas y se hicieron otra vez a la mar el 8 de septiembre. En la madrugada del 12 de octubre de 1492, Rodrigo de Triana avistó tierra. Esta era una pequeña isla en el archipiélago de Las Bahamas.

Luego de haber tomado posesión de la isla en nombre de la Corona de Castilla, Colón continuó viaje y descubrió las islas de Cuba y Haití. A esta última llamó La Española y fundó el primer fuerte, llamado Navidad. Inició su regreso a España a mediados de enero de 1493, llegando al Puerto de Palos en marzo.
*Segundo Viaje (1493-1496): en este segundo viaje salió con 17 naves y 1500 hombres. Reconoció las Pequeñas Antillas y las islas de Puerto Rico y Jamaica.
*Tercer Viaje (1498-1500): se realizó con 6 naves y 200 hombres y en este viaje llegó a la costa venezolana y las islas vecinas. Además exploró la boca del río Orinoco.
*Cuarto Viaje (1502-1504): lo realizó con 4 barcos y 140 hombres y es aquí que reconoció la costa de América Central, desde Honduras hasta el extremo de Panamá.




Contienda entre España y Portugal por el nuevo territorio

En el desarrollo de la navegación y la expansión hacia ultramar, hubo dos países que fueron los líderes de este proceso y que, por lo mismo, sus intereses inevitablemente chocaron. Nos referimos a España y Portugal.
En esta nueva carrera por encontrar una nueva ruta para el comercio de las especias, Portugal había sacado buena ventaja, desplazándose hacia el sur, siguiendo la costa de África. Así distintas expediciones marítimas habían ido avanzando en busca de un paso hacia las Indias Orientales. En 1419 los marinos portugueses ocuparon las islas Madeira; en 1435 descubrieron las islas Azores; en 1446 las de Cabo Verde; en 1452 el Golfo de Guinea y finalmente en 1487, Bartolomé Días descubrió el Cabo de Buena Esperanza donde se unen los océanos Atlántico e Indico.
La corona de Castilla que poseía el conjunto de las islas Canarias, había logrado firmar algunos tratados con Portugal en los que se establecía una división de las zonas de influencia entre ambos estados. El acuerdo recibió el nombre de TRATADO DE ALCAZOVAS TOLEDO (1480), el que estableció que España tendría los derechos de explotación desde las islas Canarias hacia el norte y Portugal de este punto al sur.
Estos acuerdos se mantuvieron sin cambio durante varios años. Pero el descubrimiento de América varió totalmente la situación y vino a reavivar el conflicto. Portugal considero que de acuerdo al tratado firmado con España, las tierras descubiertas por Colón le pertenecían. España alegó que esos tratados restringían a Portugal sólo a las tierras africanas.
La corona de Castilla decidió pedir la intervención del Papa, a quien se le consideraba en esta época como una autoridad temporal universal, que lo facultaba a repartir tierras e instituir en ella reyes cristianos.



El tratado de tordesillas

Portugal no se sintió satisfecho con este tratado y la tensión belicista continuó. Para evitar la guerra, ambas potencias optaron por negociar directamente. Portugal aceptaba la existencia de una línea demarcatoria como la establecida por la Inter Caetera II, pero exigía que ésta se desplazara 270 leguas hacia el oeste. España aceptó finalmente esta demanda y luego este acuerdo fue firmado y ratificado por el Papa y se conoció con el nombre de TRATADO DE TORDESILLAS, estableciéndose así la segunda línea alejandrina, que corría de polo a polo, pero pasando esta vez a 370 leguas al oeste de las islas mencionadas. Esto permitió a Portugal adquirir un trozo de América, el que llegaría a ser conocido como Brasil.
Por lo que respecta a las bulas, basta mencionar el hecho de que en el momento en que empieza la lucha por la expansión atlántica, y al ve r que sus avances eran ya considerables, Portugal procuro asegurarse la exclusividad de lo que hiba obteniendo, para lo cual acudió al papa, recordando que en situaciones parecidas, había extendido una especie de certificado de exclusividad o inafectabilidad. Ya con este precedente obtuvo Portugal, el 8 de enero de 455, la bula romanus pontifex y, el 13 de marzo de 1456 la inter caetera.

Con estas bulas conseguían los portugueses ratificar su primacía sobre la conquista y cautiverio de los infieles dentro de una zona que hiba del cavo Bojador al noreste de África, hacia la india y el lejano oriente. Para mediados del siglo XV Portugal había acaparado por derecho de conquista y por ratificación papal las rutas que se suponían únicas para llegar a la especiería, por lo que el campo de acción español quedaba reducido al archipiélago de las canarias; de allí que su única esperanza radicara en que el atlántico, navegando hacia el poniente, huera algo que valiera la pena, ya que de otra forma lo tenia todo vedado, salvo un puñado de islas menores.

En 1493 Isabel y Fernando recibieron la noticia de la llegada de colon a las anteislas, luego de haber navegado hacia el poniente, de inmediato decidieron también procurarse la exclusividad de la navegación y de las islas y tierras que por el camino se encontraran, a través de sendas bulas papales.

Con las mismas armas empleadas anteriormente por los licitanos, España conseguía, con fecha del 3 y 4 de mayo, un par de bulas que se conocen como las intercaetera, en la primera de ellas s e consiguió la donación de todas las indias islas y tierra firme del mar océano por descubrir, en la segunda se definió una línea que había de delimitar la zona que en exclusividad que le correspondería a cada uno de los continentes:



A castilla se le reservo el occidente medio día y el septentrión que quedara a partir del meridiano que de polo a polo pasara a 100 leguas al occidente de las islas de cabo verde y las azores, lo que cayera al oriente de dicho meridiano se le reservo en exclusivos licítanos.

Las bulas se emplearon a manera de garantías de la exclusividad sobre los nuevos descubrimientos que cada nación efectuaba, así también fue por medio de los tratados internacionales como se alcanzo un sano entendimiento entre España y Portugal.



En estos primeros años de expansión atlántica y trasatlántica se celebraron dos tratados entre lusitanos y castellanos los cuales vinieron a resultar definitivos en la constitución d e los futuros países americanos: El tratado de alcacovas – Toledo y el de Tordesillas.

Para alcanzar una visión integral de la interdependencia de cada uno de estos documentos y las empresas de descubrimiento, conquista y colonización, llevadas a cavo por los reinos peninsulares, de alguna manera adquirido, y luego a la negociación de un tratado internacional que asegurara el respecto de las posibles naciones competidoras.


Los marinos portugueses impulsaron al monarca de aquel reino a solicitar las bulas Rumanus Pontufex e intercaetera, de 1455 y 1456, mismas que dieron lugar, finalmente a la celebración del tratado de alcacobas - Toledo, del cual a su vez se pidió ratificación papal a través de la bula aterni regis de 21 de junio de 1481.

Con base a esta bula, las coronas contrataron nuevas capitulaciones o cartas de privilegio y donación con sus hombres, como la que en 1492 celebró la corona castellana con Cristóbal colon, la espiral siguió su curso y dicho descubrimiento desemboco en la obtención de las bulas intercaetera de 1493. Como los portugueses no estuvieron desacuerdo con la parte que se les asigno vinieron de nuevo las negociaciones y al poco tiempo, el 7 de junio de 1494, se confirmo el tratado de tordesillas, por el cual de cómo una acuerdo, s e reconocía la línea imaginaria a 370 leguas al occidente de las islas de cabo verde, quedando así el actual territorio de brasil bajo jurisdicción lusitana, originalmente esta bula solo le reconocía a Portugal 100 leguas alccidente de las azores. Este tratado entre castilla fue ratificado por Julio II a través de la bula Ea Quae, fechado el 24 de enero de 1506.


Tratado de Tordesillas, acuerdo firmado el 7 de junio de 1494, en la localidad española de Tordesillas (Valladolid), por el cual los reyes de Castilla y Portugal se comprometieron a cumplir una serie de cláusulas, encaminadas a repartirse el Océano y a delimitar las fronteras africanas. El Tratado de Tordesillas está muy relacionado con las Bulas Alejandrinas, sobre todo con la segunda Inter Caetera, de demarcación, y sus efectos se notaron muy pronto en América (Brasil) y en Asia (antemeridiano e islas de las Especias, las actuales Molucas).

Cuando se firmo en 1479 el Tratado de Alcacovas, Toledo, el mundo se dividió en dos hemisferios: el oriental para Portugal y el occidental para España.

Se impuso la habilidad negociadora del rey portugués Juan II, cuando todo estaba a favor de Castilla. Quizá pudo más la necesidad de paz de los dos reinos peninsulares, ambos con mucho que perder si se llegaba a una confrontación armada. También debió pesar el distinto grado de conocimiento que del Océano poseían Castilla y Portugal, pues a la limitada preparación cosmográfica de los reyes Isabel y Fernando se unían el desconcierto científico de sus expertos y la escasa información aportada, en este caso, por Cristóbal Colón. Frente a esto, es casi seguro que a finales de 1493 Juan II, con un mejor plantel de navegantes a su servicio, conocía casi con seguridad a qué distancia se encontraba la tierra más cercana de América, la que correspondía al saliente del Brasil.

Desde agosto de 1493, el monarca portugués estuvo intentando que se modificara y ampliara la línea de demarcación que proponía la segunda bula Inter Caetera. Tras muchos meses de duras negociaciones, embajadores de uno y otro reino se reunieron en la villa de Tordesillas el 5 de junio de 1494, y, dos días después, firmaron el Tratado.

Primera cláusula

La primera cláusula establecía una línea imaginaria de demarcación, de norte a sur, distante 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde (meridiano 46º 35’), de manera que en adelante todo lo que se descubriera al este de dicha línea pertenecería al rey de Portugal y a sus sucesores, y lo encontrado al oeste sería “para los dichos señores rey y reina de Castilla y de León y a sus sucesores”.

Segunda cláusula

Ambas coronas se comprometían por medio de la segunda cláusula a respetar la línea de demarcación, centrándose cada una en explorar tan sólo la zona que le correspondía. Por ello, cualquier descubrimiento que casualmente se hiciera en zona del contrario debía ser cedido a continuación a la parte correspondiente.


Tercera cláusula

Para señalar y recorrer la citada línea divisoria, y si se encontraba “alguna isla o tierra firme” establecer con claridad la frontera, con la tercera cláusula se acordaba dar un plazo máximo de diez meses y enviar una o dos carabelas por cada parte, con personas, así pilotos como astrólogos y marineros, intercambiándose con los de las naves del otro reino. La reunión de las carabelas se llevaría a cabo en la isla Gran Canaria, y de allí zarparían juntas hacia las islas de Cabo Verde, desde donde partirían en busca de las 370 leguas al oeste.

Cuarta cláusula

La cuarta cláusula establecía que los españoles podrían navegar libremente por la zona portuguesa para dirigirse a su demarcación. Sin embargo, se les prohibía hacer exploraciones en esa zona, y si los navíos encontraran alguna tierra, ésta habría de ser entregada al rey portugués.

Hubo una quinta cláusula que no tuvo efecto.

Los representantes de uno y otro reino elaboraron dos originales del citado acuerdo, uno en castellano y otro en portugués, que en el plazo de cien días, debían ser ratificados por separado por los respectivos monarcas, Juan II y Reyes Católicos, e intercambiados después, de modo que cada uno conservara en su poder el ejemplar del rival.

Terminada la Reconquista peninsular con la toma de Granada en 1492, los Reyes Católicos se plantearon qué hacer en África, y muy concretamente en el reino de Fez, que era la zona situada al otro lado del estrecho de Gibraltar. Desde el Tratado de Alcáçovas, acordado en 1479 entre Castilla y Portugal, los marinos castellanos no podían navegar al sur del cabo Bojador, pero sí comerciar con el reino de Fez, aún independiente. En consecuencia, el Tratado de Tordesillas pretendía ser también para África un intento de delimitación de fronteras y un complemento al tratado oceánico. Aquí, los reyes españoles no salieron mejor parados que en el Océano: Portugal cedía, en el África mediterránea, Cazaza y Melilla a los castellanos, a cambio de asegurar de hecho el dominio íntegro del reino de Fez, y reservarse toda actividad al sur del cabo Bojador.



En este acuerdo sobre África regía un plazo provisional de tres años (hasta 1497), en que, si no se rechazaba, pasaba a ser definitivo, como así sucedió, especialmente desde que, en 1509, se llegara a un nuevo pacto que resolvió las dudas existentes respecto del Tratado de Tordesillas y que es conocido como la Capitulación de Cintra (o Sintra).

En 1500, Pedro Álvares Cabral, al huir de las calmas de Guinea camino de la India, arribó al Brasil. De acuerdo con la bula Inter Caetera ese descubrimiento debería incorporarse a Castilla, pero según el Tratado de Tordesillas pertenecía a Portugal. El rey portugués Manuel I acudió rápidamente al papa Julio II reclamando una bula que confirmara el acuerdo de Tordesillas, lo que consiguió con la denominada Ea quae pro bono pacis (1506). Con independencia de la bula, lo que tenía ya fuerza en derecho era que, por el meridiano acordado en Tordesillas, Brasil correspondía a Portugal, que no paró de ampliar sus límites hasta el Río de la Plata.

Es muy posible que cuando se firmó el Tratado de Tordesillas no se pensara en la raya o antemeridiano del hemisferio oriental, en cuya zona se situaban las islas de las Especias. La expedición de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano, culminada en 1522, demostró la alta rentabilidad de las especias del Maluco (denominación dada asimismo a las islas de las Especias, Molucas o Especiería), por lo que España y Portugal reclamaron que dicha zona estaba en su demarcación, apelando precisamente a lo acordado en Tordesillas. Por el Tratado de Zaragoza, firmado el 22 de abril de 1529, España vendió a Portugal “todo derecho, acción, dominio, propiedad, posesión o casi posesión y de todo derecho a navegar, contratar y comerciar en el Maluco, por 350.000 ducados de oro, de 375 maravedises cada uno”. Había favorecido mucho esta solución el matrimonio, en 1526, del emperador Carlos V (Carlos I de España) con la princesa Isabel de Portugal.




Sin embargo, lo establecido en el Tratado de Tordesillas no era de fácil aplicación. No solamente no resultaba posible medir con exactitud la distancia de las 370 leguas sobre el océano en esa época; y menos aún hacerlo no ya a la altura de las islas del Cabo Verde sino ascendiendo o descendiendo al norte o al sur de las mismas sobre el mismo meridiano terrestre. Lo cierto es que, además, cuando se estableció esa línea, en realidad no se conocía qué territorios podrían ser atravesados por ella. Es muy probable que, en realidad, no se haya tenido un conocimiento cierto de los efectos del Tratado; por el cual Portugal vino a adquirir derechos sobre buena parte del actual territorio del Brasil.

Lo cierto es que la línea de Tordesillas cortó el continente americano dejando en la zona reservada a Portugal el extremo oriental, que abarcaría alrededor de la mitad del actual territorio del Brasil; aproximadamente desde la desembocadura del Río Amazonas, hasta la altura del actual puerto de Santos. Sin embargo, aprovechando las dificultades para determinar con precisión ese límite, los portugueses trataron de extenderlo hacia el oeste, con lo llegaría aproximadamente a la zona del Río de la Plata.




Esa pugna entre Portugal y España respecto a la ubicación de sus jurisdicciones delimitadas por el Tratado de Tordesillas, había de tener importantes repercusiones en relación a las acciones de ambas naciones en la zona del Río de la Plata, y especialmente en la colonización del territorio situado al este del Río Uruguay.

En el transcurso del período de la colonización, apoyándose en las incertidumbres que suscitaba la línea de Tordesillas establecida sin precisión y sin un adecuado conocimiento de sus alcances geográficos, los portugueses mantuvieron sus pretensiones de extender su dominio sobre los territorios de América del Sur; abarcando hacia el sur por lo menos hasta las costas del Río de la Plata, que permanecían sin ser efectivamente ocupadas por España.

Las disputas entre Portugal y España por el territorio situado al norte de la costa del Río de la Plata y al este del Río Uruguay, comenzaron en 1680, cuando los portugueses establecieron la Colonia del Sacramento; de la cual fueron desalojados prontamente, pero que la diplomacia portuguesa logró recuperar en 1715 mediante algunas de las condiciones con que se finalizó la Guerra de Sucesión en España.


Si bien en 1750 España y Portugal suscribieron un Tratado de Límites de sus territorios americanos, que se denominó Tratado de Madrid y también es conocido como el Tratado de Permuta debido a que Portugal aceptó la jurisdicción española en el Río de la Plata a cambio de que España entregara a Portugal los territorios del este del Río Uruguay colonizados en el norte; la indefinición en que permaneció el límite norte de la jurisdicción española, condujo a que tanto Portugal como ulteriormente el Imperio del Brasil mantuvieran aspiraciones sobre el territorio de la Banda Oriental, aún luego de desencadenado el proceso de la Independencia.




Conclusión

Por lo antes expuesto, podemos decir que el tratado de Tordesillas fue un medio para delimitar la línea que dividiría el territorio que pertenecería a Portugal y a España principalmente en el nuevo continente, pero este no resulto tan sencillo como lo parecía, pues era muy difícil establecer dicha línea divisoria, debido a que en ese tiempo era difícil medir con exactitud las 370 leguas, así como no se conocían las dimensiones del nuevo territorio.

Podemos también darnos cuenta de que este tratado se utilizo como medio de expansión territorial, pues con este se pretendía conservar las rutas comerciales que convenían a Castilla y a Portugal.

Cabe resaltar que las bulas jugaron un papel fundamental en le Tratado de Tordesillas pues tratado entre Castilla y Portugal dividiría los territorios recientemente descubiertos por Colón en dos partes, una para cada reino respectivo. Por ese tratado se habla hoy portugués en Brasil y español en el resto del continente americano, de Río Grande para abajo.

En realidad a los portugueses no les interesaban tanto los hipotéticos territorios americanos como la facilidad de navegación hacia las tierras asiáticas, y por eso presionaron fuertemente para alcanzar un acuerdo más favorable, de esta forma se consumó finalmente la división del territorio americano.